Adicciones,Ayuda,La comunidad,Notas sobre la enfermedad de la adiccion

El perfil de las adicciones: jóvenes de consumo compulsivo20 Mar

En diez años, el tipo de pacientes cambió; se pasó de adultos con una historia de uso de sustancias prolongada, a menores con un historial más corto pero más fuerte.

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Que las drogas están en las calles, en los boliches, en los barrios y en las plazas, se sabe. Todas las semanas hay un operativo distinto, se secuestran grandes dosis de LSD, marihuana, cocaína y éxtasis.  Y muchas de estas acciones se traducen en números, que dan cuenta de la cantidad de dinero y de mercadería que mueve el narcotráfico en el país.

Sin embargo, poco se habla sobre la adicción a las drogas. Se dice que el consumo masivo produce una situación de dependencia, se vincula el consumo de sustancias a la delincuencia y se habla de los efectos generales ¿Pero qué se hace para cambiar la realidad? ¿Qué puede hacer una persona que quiere salir de algo que, más allá de una conducta errada, es una enfermedad? ¿Por dónde empezar?

En cuanto al abordaje de la problemática, no todos los tratamientos implican una internación. Existen diferentes mecanismos de asistencia y, según precisó Miguel A.Wilk, titular y fundador de la Comunidad San Andrés, por lo general la internación se utiliza como recurso extremo.

La Comunidad San Andrés, tanto la sede Pilar como la de Del Viso, ambas en la Pcia. de Bs. As, y ambas con capacidad de estadía para 42 pacientes,es una institución privada, aunque también recibe pacientes derivados del Sistema Judicial y de los CPA provinciales.

La problemática no es individual sino que tiene que ver con una cuestión social, cultural y familiar, y visibilizar el hecho de que el consumo es reflejo de algo mucho más profundo.

La persona que termina internada vendría a ser como el fusible de un sistema que falla; pero el problema tiene que ver con la instalación y si no vamos al fondo de la cuestión, el fusible se vuelve a quemar”, graficó al respecto Miguel A. Wilk, quien desde hace más de quince años es fundador y director de sus propias Comunidades.

Según explicó, casi siempre se trabaja en el lugar con la capacidad colmada y suele haber lista de espera. Eso habla, a las claras, de una fuerte demanda de atención y de consumo a nivel país. Sin embargo, según entendió, en los últimos 10 años no fue la cantidad de pacientes lo que creció, sino que hubo una modificación notable del perfil de atención.

Hace 10 años el paciente era distinto. Hoy nos encontramos con chicos de 16 o 17 años, totalmente afectados por una problemática de consumo compulsivo, con poca historia de consumo, pero muy fuerte. Hace 10 años los que más venían eran personas de 30 años, con 15 de consumo sostenido, pero sin ese deterioro que aparece hoy en estos chicos”, remarcó Miguel Wilk, con la experiencia de la labor cotidiana.

Aunque dijo que la filosofía de la institución no es “poner el acento en el tipo de sustancia que se consume”, en el espacio existen tratamientos particulares para las distintas adicciones. Pero eso no es lo principal: “Para nosotros el adicto, más allá de la sustancia, es adicto, porque independientemente de lo que consuma, debajo hay una persona que tiene falencias, necesidades insatisfechas y la clave está ahí”, sostuvo.

Y enseguida reparó en que, por eso, el foco del tratamiento tiene que ver con “la búsqueda de la autonomía, para que las personas que vengan acá encuentren alguna forma de ser felices”. “Suena lindo, naif, pero es eso: las personas que vienen acá son personas infelices que encuentran en la relación con las sustancias, en un primer momento, algo que los saca, que les permite escapar de su realidad. El tema es que, cuando se les va de las manos, termina siendo peor el remedio que la enfermedad”, reflexionó.

La sede Pilar alberga a 22 personas de diferentes provincias de la Argentina.

La sede Pilar alberga a 22 personas de diferentes provincias de la Argentina.

El director Miguel A. Wilk mencionó que trabajan con una intervención que no solo tiene que ver con abandonar el consumo, sino también con el aprendizaje de nuevos hábitos, con desaprender otros; con valores, con transmitir un mensaje que no sea contradictorio y entender a las familias y comprometerlas a que, si hicieron las cosas mal, puedan aprender a hacerlas bien”.

Consultado respecto a los plazos de los tratamientos, el estimativo es de un año, pero que todo depende de cada caso particular. Lo importante, según afirma, es que los pacientes “desde el primer día se vinculen con su realidad y no se queden en una burbuja, de la que van a salir desnudos y sin herramientas”.

Porque más allá de todo lo que se haga en la institución, acá siempre está contenido, tiene pares, una cantidad enorme de gente en el mismo camino, operadores las 24 horas del día. No es lo mismo que estar afuera y por eso hay que acortar la brecha entre lo que se vive acá y el afuera”. Wilk precisa que, de acuerdo a la evolución de cada individuo, se van incorporando salidas para trabajar, para capacitarse y para ir tomando contacto con la realidad y no generar una dependencia de la institución que podría ser contraproducente.

En cuanto al después, que suele ser uno de los momentos más complejos en el abordaje, aclara que él no considera que se deba hablar de “reinserción”, sino de “integración”. “Para que haya reinserción tiene que haber una desinserción y con eso no estoy de acuerdo.

Sí creemos que estas personas están dentro de la sociedad como un elemento físico, pero nada más, y que lo que se busca es que el paciente logre integrarse a la sociedad completamente”, especificó.

Por otro lado, Miguel A. Wilk hace una lectura un poco más amplia, por fuera del tratamiento, y considera que de un tiempo a esta parte han cambiado mucho las cosas, pero admitió que todavía falta. “Nosotros, cuando arrancamos, decidimos interponernos entre el modelo tradicional médico y las granjas de recuperación, que son conducidas por ex pacientes, desde una mirada testimonial.Generamos un tercer modelo que intenta que concluyan estas experiencias y es lo que hacemos”, relató.

Wilk también fue algo crítico hacia las autoridades, en cuanto a que en los últimos años “no se le ha dado un lugar importante a la problemática en la agenda pública, a pesar de que la atención significa no solo la resolución de un caso particular, sino una modificación en las conductas habituales de todo un grupo familiar.

«En una gran ciudad con altos índices de delito, nosotros damos respuestas porque en la actualidad un elevado número de pacientes tiene causas penales. Entonces, si entendemos que de 42 pacientes que tenemos en total se abarca a sus familiares y se extiende la red a unas 270 personas, esta institución está trabajando con un número alto de personas en conflicto, intentando modificar las conductas y cambiando la realidad”, subraya Wilk, en cuanto al impacto y la necesidad de que el Estado tenga un rol más presente en el tratamiento de las adicciones.

En paralelo, aseveró el director, “hoy en día la estigmatización sigue estando vigente, porque -mismo en el hospital- todavía existe esa idea de que ‘el adicto es adicto porque quiere, por falta de voluntad’ . “Para el médico por lo general no es lo mismo tratar a una persona con un grado de intoxicación por sustancias que a alguien que accidentalmente ingirió lavandina, por ejemplo”, graficó, al tiempo que lamentó que aún no se logre entender que la adicción es un problema mayor, que no sólo tiene que ver con lo individual sino también con lo social

“Hoy, el acceso a las drogas es impresionante en cualquier ciudad y eso es parte de este problema, no es una cuestión de que el paciente decide consumir porque sí, sino que hay una trama social que a muchos los empuja hacia ese lugar”, apuntó.

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Trastorno del Control de los impulsos09 Mar

Los trastornos del control de impulsos son un grupo de trastornos de origen desconocido que se caracterizan por:

  • Acciones irresistibles: El sujeto no puede resistirse al impulso o tentación de llevar a cabo acciones, aunque sean peligrosas para él o los demás.
  • Antes de llevar a cabo la acción hay un aumento de la tensión emocional (activación emocional).
    Durante la acción: Sensación placentera, liberadora.
    Tras la acción pueden arrepentirse o sentirse culpable.
    Tipos:
  • Trastornos Explosivos Intermitentes: existen episodios aislados de falta de control de impulsos agresivos (agresiones serias, destrucción de la propiedad, …) que se manifiestan con ataques de ira desproporcionados. Se instauran en minutos u horas y pueden remitir espontáneamente. Posteriormente suele haber arrepentimiento o autorreproche.
  • Cleptomanía: impulso irresistible de robar objetos no necesariamente necesarios o de valor. El robo no es premeditado.
  • Piromanía: Existe una fascinación por el fuego y una gratificación al provocarlo. Se trata de acciones deliberadas y premeditadas. Suelen meterse en las profesiones relacionadas (bomberos).
  • Ludopatía (juego patológico): conducta de juego persistente, recurrente y que produce disfunción psicosocial, familiar y económica. La necesidad de juego va en aumento.
  • Tricotilomanía: falta de control de impulsos de tirarse del pelo hasta arrancarlo provocando calvas. No hay disfunción psicosocial. Puede llegar a relacionarse con la tricofagia.
  • Dermatilomanía: urgencia compulsiva por rascar, excoriar o pellizcar la propia piel.
  • Onicofagia: hábito compulsivo de comer, cortar o morder las uñas.
  • Compra por impulso: impulso irresistible de compra espontánea, no premeditada.
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Trastornos alimentarios09 Mar

Los trastornos de la conducta alimentaria engloban varias enfermedades crónicas y progresivas que, a pesar de que se manifiestan a través de la conducta alimentaria, en realidad consisten en una gama muy compleja de síntomas entre los que prevalece una alteración o distorsión de la auto-imagen corporal, un gran temor a subir de peso y la adquisición de una serie de valores a través de una imagen corporal.

Los factores que pueden causar trastornos alimentarios son:

  • Factores biológicos: hay estudios que indican que niveles anormales de determinados componentes químicos en el cerebro (neurotransmisores) predisponen a algunas personas a sufrir ansiedad, perfeccionismo, pensamientos y comportamientos obsesivos y compulsivos. Estas personas son más vulnerables a sufrir un trastorno de la conducta alimentaria.
  • Factores psicológicos: las personas con trastornos alimentarios tienden a tener expectativas no realistas de ellos mismos y de las demás personas. A pesar de ser exitosos se sienten incapaces, ineptos, defectuosos, etc. No tienen sentido de identidad. Por eso tratan de tomar control de su vida y muchas veces se enfocan en la apariencia física para obtener ese control.
  • Factores familiares: personas con familias sobre-protectoras o disfuncionales inflexibles e ineficaces para resolver problemas tienden a desarrollar estos trastornos. Muchas veces no muestran sus sentimientos y tienen grandes expectativas de éxito. Los niños aprenden a ocultar sus sentimientos, desarrollan miedo, inseguridad, dudas, etc., y toman el control por medio del peso y la comida.
  • Factores sociales: los medios de comunicación asocian lo bueno con la belleza física (según cánones actuales) y lo malo con la imperfección física. Las personas populares, exitosas, inteligentes, admiradas, son personas con el cuerpo perfecto, lo bello. Las personas que no son delgadas y atractivas son asociadas con el fracaso.
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Trastornos de Ansiedad09 Mar

Trastorno de ansiedad es un término general que abarca varias formas diferentes de un tipo de enfermedad mental, caracterizado por miedo y ansiedad anormal y patológica.

El término ansiedad abarca cuatro aspectos que un individuo puede experimentar: aprehensión mental, tensión física, síntomas físicos y ansiedad disociativa. Los trastornos de ansiedad en el DSM-IV se dividen principalmente en:

  • Trastorno de ansiedad generalizada.
  • Trastorno de pánico (con o sin agorafobia).
  • Trastorno obsesivo-compulsivo.
  • trastorno por estrés postraumático.
  • Trastorno por estrés agudo.
  • Fobia social.
  • Trastorno fóbico.
  • Otros trastornos de ansiedad no especificados o producidos por el consumo de sustancias.
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Terapia Grupal02 Mar

grupos al aire libre

 

Grupos sobre Violencia Familiar y de Gènero. Coordinados por psicòlogos.

El Objetivos del grupo es la contenciòn, asesoramiento y psicoeducaciòn. T

ambien contamos con asesoramiento legal.

PORQUE LA VIOLENCIA ES EL ULTIMO RECURSO DEL INCOMPETENTE, LA VIOLENCIA ES UNA DEBILIDAD

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Terapia individual02 Mar

Terapia Individual

Terapia Individual

En la terapia individual es fundamental que  el psicólogo se acomode a las necesidades del paciente y puedan trabajar en conjunto. La tarea es de los dos.
Los objetivos de la terapia individual pueden ser varios: la resolución de una determinada problemática, el análisis profundo de la personalidad, y como un proceso psicoeducativo. En todas, la tarea es de ambos. Es un proceso que lleva tiempo, constancia, aprendizaje, confianza, honestidad y empatía. El  psicólogo siempre propone formas de trabajo, pero nunca impone nada al paciente.
Para definir qué orientación de terapia te resultaría útil podés investigar, leer y consultar sobre los distintos tipos de enfoque y cómo se abordan de acuerdo a la problemática especifica. Tipos de enfoques: psicoanalítico, sistémico, cognitivo conductual, gestáltico, directivo, entre otros. Por lo tanto de acuerdo a la problemática, encontrarás el mejor enfoque que te convenga.
Las terapias no tienen un tiempo determinado, ya que dependen de lo que necesite el paciente en su etapa evolutiva y de los recursos internos con los que cuenta para poder lograr los objetivos propuestos. La terapia no se reduce específicamente al horario acordado: el proceso terapéutico debe seguirlo el paciente durante la semana trabajando sobre los puntos tratados en la sesión.

Adicciones

Marihuana: cuando el placer se hace humo.25 Nov

marihuana

El uso a largo plazo y frecuente de marihuana podría dañar y destruir el centro del placer en el cerebro.

 

 

 

El uso de la marihuana (Cannabis) tiene un objetivo claro, tener una sensación de placer, pero, también algunas personas la fuman para relajarse y pasar un “buen momento”. Por supuesto, que lo más importante es preguntarse: ¿por qué una persona consume una sustancia? Y, cuando decimos sustancia nos referimos al alcohol, tabaco, medicamentos, marihuana, cocaína, paco, éxtasis o cristal, entre tantas otras.

La persona puede llegar a tener un problema personal, emocional, familiar o laboral, y en algunas oportunidades recurre al consumo de una sustancia como una manera de lograr un escapismo farmacológico, o sea, olvidarse temporariamente de esos problemas que le perturban su pensamiento, y que a veces, interfieren con las actividades de la vida diaria, inclusive dormir.

La marihuana como otras sustancias provoca el efecto deseado, el placer, pero también los efectos adversos o toxicidad como todas las drogas mencionadas anteriormente. He comentado en otras columnas de esta sección “Perfil genético”, lo que provoca la droga ilegal más consumida en el mundo, y está clara mi postura al respecto. No es una droga innocua, es responsable de ser un factor de riesgo para desarrollar psicosis, y es la 2da causa de accidentes de tránsito fatales, después del alcohol. Pero, en este momento me voy a concentrar en el placer.

A nivel del cerebro hay compuestos químicos que son los encargados de participar y llevar la información entre las neuronas, los llamados neurotransmisores. El neurotransmisor llamado dopamina es el que participa en el mecanismo del placer y la recompensa. Se ha demostrado que algunas personas que tienen mutaciones (alteraciones) del gen DRD2 tienen mayor riesgo para desarrollar adicción (dependencia) a sustancias.

La mayoría de las personas que fuman marihuana no son adictas, como comenté anteriormente están buscando una sensación de placer para relajarse en un momento de tensión, para divertirse el fin de semana comiendo un asado con amigos o antes de tener relaciones sexuales. Algunas personas el solo hecho de fumar les da placer. Pero cuidado, el uso a largo plazo y frecuente de marihuana podría dañar y destruir el centro del placer en el cerebro. El hombre es un “animal de costumbre”, si nos acostumbramos al estimulo cuando este no esta sentimos la carencia, y no logramos disfrutar.

Un estudio recientemente publicado en la revista Proc Natl Acad Sci U S A en julio de 2014 demostró que las personas que abusan o son adictas a la marihuana, o sea, que consumen Cannabis por un largo período de tiempo dañarían el sistema de dopamina en el cerebro, y por ende, afectarían la posibilidad de sentir el efecto que buscan fumando un porro, el placer.

Aunque la muestra estudiada fue pequeña ya que participaron 48 individuos: 24 personas que tienen una dependencia a esta sustancia (fumaban de promedio 5 cigarrillos de marihuana por día, 5 días a la semanas por un período de 10 años), y 24 personas que actuaron como control, los resultados son interesantes y se deben tener en cuenta para analizar estos efectos a mayor escala.

Lo que sorprendió a este equipo de investigadores fue encontrar que las personas que tenían una dependencia a la marihuana no reaccionaban de la misma manera que las personas consideradas como controles cuando se los estimulaba y se analizaban las imágenes cerebrales. O sea, ambos grupos producían la misma cantidad de dopamina en el cerebro, pero las personas que tienen una dependencia al Cannabis no la “procesaban” como una sensación de placer. Por lo que llegaron a la conclusión que la marihuana dañaría el mecanismo de recompensa y placer en el cerebro.

No estoy en contra de la libertad individual. Por supuesto estoy en contra de las drogas, inclusive de ésta, pero el objetivo es difundir que no es “tan buena” como algunos difunden de manera masiva.

Inclusive, como en este caso, algo realmente sorprendente, ya que el efecto buscado por la mayoría desaparecería por el abuso prolongado en el tiempo. Pero, cuando hablamos de placer, no solo hablamos de sentir placer al fumar, sino a disfrutar otras acciones que incluyen esta sensación, como por ejemplo, puede ser una relación sexual, mirar una película o escuchar música, entre otras tantas cosas.

En conclusión, si fumas mucho porro durante mucho tiempo, además de quemarte el cerebro, no vas a sentir placer.

 

 

 

Adicciones

«Se creó la cultura de la pastilla: ya nadie pregunta qué hago, sino qué tomo»05 Ago

Desde nuestra experiencia denunciamos el respaldo de una trayectoria difícil de encontrar, el negocio de los laboratorios y sus profesionales especializados: «inventar enfermedades con el objeto de ampliar el mercado hasta que todos se vuelvan enfermos». Además, advierte sobre la urgencia extrema de tomar conciencia acerca de «esta situación alarmante», para luego poder decidir respecto del propio cuerpo sin caer ciegamente en el paternalismo médico que sobrevuela hoy al sistema en plena crisis.

El paciente hace lo que puede y lo que le enseñan que haga

En ésta nota intentamos convocar a «desaprender lo aprendido» durante la infancia para escapar del «Gran Mandato», ese que lleva a «aparentar salud» o a «reprimir los síntomas» al costo de producir y consumir; e invita a retomar la confianza de que el poder de curarse reside, muchas veces, en las buenas prácticas y la vida sana, sin remedios de por medio.

Responsabilizamos en forma directa  al Estado (una tendencia que se replica también en otros lugares del mundo) por la ausencia de límites estrictos frente a los abusos de la actividad de las empresas farmacéuticas, y la dinámica en la que incurren la automedicación o el uso irracional de antibióticos.

«La sinergia entre la exigencia del paciente, el cansancio del médico y la presión del laboratorio termina por hacer de cualquier persona sana un enfermo y de cualquier enfermo, un enfermo grave», destaca convencida al abrazar la hipótesis que recorre su investigación.

– De los casos de intoxicación aguda atendidos en las guardias de los hospitales públicos del país, la segunda causa después del alcohol son los medicamentos. ¿A qué atribuye ese uso irracional que se le brinda a las drogas?

– Siempre tiendo a desculpabilizar al paciente porque hace lo que puede y lo que le enseñan que haga. La publicidad de medicamentos es lo primero a lo que yo responsabilizo por esta situación, que tiene una acción tremenda sobre la gente. Lleva a que si alguien está cansado, automáticamente piense en una aspirina. La segunda causa es la venta libre: es parte de lo mismo, esta transformación de los medicamentos en un producto de consumo, que se asimila a un cosmético o a una golosina. Eso es una barbaridad y nos parece natural. Para mí los responsables están ahí y no en el público.

– Siguiendo con el tema, usted afirma que «sería un milagro que la gente no consumiera por su cuenta»… ¿En qué medida la difusión de remedios, a gran escala y a toda hora, alimenta esta práctica? ¿Es imparable este fenómeno?

– Creo que va a tener que ser parable en algún momento porque la cantidad de muertes producida por este fenómeno es enorme. En la Argentina no está contabilizado, pero en los Estados Unidos, donde existe toda una disciplina dedicada a la estadística, se sabe que mueren más personas por la ingesta de medicamentos que por enfermedades pulmonares, HIV, e incluso accidentes automovilísticos. Es la cuarta causa de muerte. Es un tema gravísimo. Supongo que, en algún momento, hay que parar esto. Ahora, cómo se para, no tengo la menor idea. En realidad, estamos tratando con lo que, hasta el año pasado, era el segundo negocio en volumen, después de las armas. Se ha llegado a un punto de descontrol tan enorme que no sé cómo se puede detener. Por lo pronto, me parece que se pueden tomar medidas paliativas, como ser no más publicidad de medicamentos o prohibir la venta libre de antibióticos. Es un problema mundial descontrolado, como si no hubiera conciencia de eso.

Esto trae a colación la alerta impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) acerca del uso abusivo de antibióticos, que lleva a que algunas enfermedades se conviertan en intratables…

– Es lo que está ocurriendo. Hace tiempo que la OMS está advirtiendo y que los médicos lo están notando en los hospitales. Esto de que una infección banal en una rodilla se transforma en algo imparable, casi nos pone en la situación de la era pre-antibiótica. «Es muy fácil crear bacterias resistentes a todo. Los antibióticos son geniales, pero mal usados son terribles», dijo Fleming en su discurso de aceptación del Premio Nobel al descubrir los primeros antibióticos, y, a los pocos meses, muchas bacterias eran resistentes. Hoy, cada vez más, se acelera eso, porque las bacterias están programadas para mutar. Cuando la persona toma un antibiótico indebido o por el tiempo incorrecto, se convierte en un laboratorio en el que se producen gérmenes resistentes a todo. Y ya hay dos que lo son, pero por suerte están aislados. Si se diseminaran, se acabó la humanidad.

– Otra cara de la misma moneda son los hipocondríacos… ¿La retórica de la industria conduce a un aumento de este sector de la población?

– Sí. También ahí hay dos factores: uno, todo esto que venimos diciendo, y el otro es Internet.

Es inevitable, y, al mismo tiempo, está buenísimo que no haya más ese misterio y paternalismo médico que lo sabe todo. Pero es cierto también que se alimenta la paranoia. Lo bueno es que el paciente averigua y consulta. Sin embargo, hubo gente que se ha sentido pésimo y se ha quedado en la cama dispuesta a morir porque leyó algo en Internet que no comprendió del todo.

La respuesta médica convencional hoy recae en recetar varias drogas

– En ese contexto, ¿por dónde pasa el poder persuasivo de los psicofármacos, cuyo uso se ha extendido a cifras impensadas en la Argentina y en el mundo?

– Es tremendo lo que sucede con ellos. La gente hasta se aconseja y convida para no estar triste, enfrentar entrevistas laborales o rendir con éxito un examen. Hay 100 millones de personas tomando ansiolíticos en el mundo y el 10% de la población de Estados Unidos lo hace sólo con antidepresivos. Viven empastillados. Se ha naturalizado también eso.

– No se buscan alternativas para estar mejor…

– Claro, nadie prueba. Se creó esa cultura de la pastilla. A mí me llaman los pacientes y no me dicen qué hago, sino que me preguntan qué tomó. Enseguida se piensa en eso. Me parece que la función del médico debería pasar por ver la totalidad y ayudar a la persona a salir de una situación enferma como ésta que describo. Pero hoy, en muchos casos, la respuesta convencional recae en recetar varias drogas. Esto no implica que los médicos sean malos, locos o criminales, asociados con los laboratorios. Ocurre que están quemados, pasados de actividad, porque trabajan miles de horas por día, y las prepagas o las obras sociales suelen darles no más de diez minutos por cada paciente.

 La idea subyacente, advierte, es que siempre se debe hacer algo, aunque no se sepa qué. 

– ¿Entonces es obsoleto pensar en la actualidad en el modelo del médico que dispone de tiempo y puede dedicarse de lleno a sus pacientes?

– Totalmente obsoleto. Es un personaje raro ese médico y va a seguir siéndolo. Desde que las prepagas desembarcaron en el sistema de salud, la salud es un producto de consumo, con la lógica del mercado. El médico tiene que atender a 50 pacientes por día porque sino no acumula los honorarios necesarios para pagar el alquiler.

– En en la sociedad en la que vivimos está mal visto estar enfermo y esboza la idea del «Gran Mandato» (aquel que lleva a la persona a producir y consumir, sin descansar y curarse del todo). ¿Considera que es posible evadirse de él, aunque sea gradualmente?

– Pienso que sí, porque hay una movida de la gente, a pesar de toda esta presión. Sólo falta incorporar a la conciencia de la vida sana y la actividad física la idea de que uno puede curarse de otra forma, sin tomar remedios. La premisa circula, pero no se le tiene confianza por culpa de la publicidad, que te dice: «Estás cansado, tomate eso».

– ¿Qué papel cumple en ese proceso de «desaprender lo aprendido» tener acceso a información rigurosa y poder decidir sobre el propio cuerpo?

– Me parece que es fundamental porque la información que tenemos está sesgada y limitada a la publicidad y a lo que hacen los laboratorios como publicidad indirecta. Eso depende realmente del Estado, acá y en todo el mundo, es algo universal. Los Estados son los responsables de educar a la gente. Los problemas graves de salud derivan de la pobreza y de la ignorancia. Si uno pudiera terminar con ambas, la mortalidad general de las poblaciones disminuiría notablemente.

La salud es un producto de consumo, con la lógica del mercado

– La aplicación de la ley que prohíbe la venta libre de medicamentos fuera de las farmacias causó polémica años atrás. ¿Por qué motivos cree que no prosperó o no logró el impacto que se esperaba?

– Fue un cambio cosmético para beneficiar a las farmacias, al público no lo benefició para nada. Da igual ir a un kiosco y pedir una aspirina, que ir a una farmacia y hacerlo. Meten todo en la bolsa y te lo dan. ¿Qué diferencia hay para la gente comprarlo en la farmacia que en una estación de servicio o en un hotel alojamiento? Es igual. Así que no entiendo cuál fue el objetivo de esa ley.

– Volviendo al sistema y a la crisis que atraviesa, ¿es posible hablar de profesionales de la salud que no sean «concesionarios de la industria farmacéutica»?

Si trabajan en un hospital, no pueden decirle al paciente que no tome nada. No hay que olvidarse de los controles de los laboratorios, que se fijan en las recetas que cada profesional hace y, sino, los llaman para preguntarles qué pasó o por qué motivos no recetó tal droga. La industria farmacéutica premia con dinero y estatus. Esto ha sido siempre así. Te presionan, te controlan, es imposible ser neutral. Los médicos no pueden independizarse de los laboratorios.

Si no se interna al adicto para tratar su adicción a las drogas o su adicción al alcohol,
las consecuencias del consumo llevan al adicto siempre a los mismos lugares:
cárcel, hospitales y la muerte.

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Adicciones

Drogas, adicciones, violencia. Informe del Ministerio de Salud.16 Jun

«Ahora hasta los transas (transa=vendedor minorista de drogas) están rezarpados. Por ahí les vas a comprar y te hacen arrodillar y te dan la bolsa mientras te apuntan a la cabeza. «Esto es lo que tengo para vos», me dijo uno una vez. Y te la tenés que comer, porque sin el paco no podés estar

Eso cuenta Pablo cuando se le pregunta si es verdad que el paco vuelve violentas a las personas e incide en la agresividad con que se cometen los delitos. Este joven de 26 años, que hace un mes se internó para recuperarse de siete años de adicción, lo refrenda con su experiencia.

Es, también, lo que surge del informe «Consumo y delito», difundido en mayo por el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, con el que se busca saber cuál es el impacto de las distintas drogas (legales e ilegales) en los barrios más vulnerables. El estudio elaborado por el Observatorio del Uso de Sustancias Psicoactivas de la cartera de Salud concluye que el paco y la cocaína refinada son las drogas que más «aumentan la agresividad en los hechos delictivos».

Del análisis de casi 9300 internaciones en centros de atención a adictos, producidas entre 2001 y 2012, y de una serie de entrevistas con «informantes clave» que trabajan en esa problemática en los barrios surge que el consumo de estas sustancias «influye en el nivel de agresividad que presentan los delitos» y que, en particular, la cocaína refinada y la pasta base (paco) presentan el mayor nivel de alteración. Aunque se aclara que es el alcohol, mezclado con psicofármacos como el clonazepam, «la sustancia que aparece como mayormente vinculada a actos delictivos».

El informe subraya repetidamente que no se puede determinar una relación unívoca entre drogas y delincuencia. «Hay conformados muchos estereotipos, especialmente respecto del consumo de pasta base, que no necesariamente se verifican en la realidad».

La experiencia de Pablo lo confirma: «No hace falta consumir para salir a robar. Un pibe puede salir a robar porque se quiere comprar una campera de 800 pesos y no tiene la plata. La droga no tiene nada que ver».

Según los datos relevados por el Observatorio, entre los 9291 casos analizados sólo se registraron 331 con causas por delitos (3,56%), dos tercios de los cuales corresponden a delitos contra la propiedad (robos) y un 8%, a agresiones contra la vida.

El informe nada dice, sin embargo, de la problemática de quienes no llegan a pasar por el sistema provincial de atención a las adicciones, como los que arriban a las guardias de los hospitales en estado crítico por el consumo de paco u otras drogas, explica González. Y, por otra parte, no todos los hechos violentos que ocurren derivan en una causa judicial. En los barrios «calientes» la violencia es algo cotidiano y suele quedar al margen de los tribunales.

Pablo cuenta que nunca estuvo preso y que sólo le abrieron una causa por un robo. Pero también cuenta que una vez «corrió» a tiros a dos tipos que se habían acercado al barrio a robar, y que otra vez asaltó a un «transa». «Le fui a meter caño. Le robamos», confesó. Fue una vez que no tenía plata para comprar pasta base. Pero también él fue víctima: lo asaltaron y le quedó una larga cicatriz a la izquierda de la boca, por una cuchillada.

Según el informe oficial, el consumo de drogas y el delito no son causa y efecto, sino parte de un contexto que «supone situaciones conflictivas que desbordan ampliamente la problemática del consumo de sustancias, tales como la pobreza [y la] exclusión social». Por eso, la droga «no puede ser vista como causa única del delito, sino como un síntoma que, sin embargo, aumenta la agresividad y los hechos violentos«, resume el Ministerio de Salud.

Adicciones

internacion adiccion30 May

Internación adicción

RECORDÁ:

La enfermedad de la adicción a las drogas es progresiva, mortal e incurable.
Si no se interna al adicto para tratar su adicción a las drogas o su adicción al alcohol,
las consecuencias del consumo llevan al adicto siempre a los mismos lugares:
cárcel, hospitales y la muerte.

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Tel:(011) 4783-7119

Cel: (011) 15-5055-3380

 

La adicción es una enfermedad genuina que causa un incremento en el uso de alcohol y otras drogas hasta afectar la salud física, mental y espiritual de una persona y amenazarla y/o dañarla pudiendo causarle la muerte.

La Organización Mundial de la Salud decretó no hace mucho tiempo atrás que la adicción es una enfermedad primaria.

 

¿Por qué la adicción es una enfermedad primaria?

Porque tiene un síntoma, se puede tratar y no es desencadenante de otra enfermedad.

Síntomas:
abuso de drogas, abuso de alcohol.

Tratamiento:
se puede tratar brindándole al adicto las herramientas para dejar la adicción en una internación para que se mantenga lejos de las drogas.

¿Por qué la adicción es una enfermedad física? Porque se manifiesta a través de la compulsión.

¿Por qué la adicción es una enfermedad mental? Porque se manifiesta a través de la obsesión.

¿Por qué la adicción es una enfermedad espiritual? Porque se manifiesta a través del egocentrismo.

Esta enfermedad ataca la voluntad de las personas, el adicto consume drogas porque se encuentra muchas veces sin ganas y esto se manifiesta en todas las áreas de su vida.

Enfermedad significa una discapacidad involuntaria. Representa la suma de fenómenos anormales que se presentan en un grupo de individuos. Estos fenómenos están asociados con un conjunto específico de características comunes, por lo que estos individuos difieren de la norma, y que los coloca en desventaja.


Condiciones externas:

Si bien la adicción es una enfermedad, para manifestarse activamente se deben dar ciertas condiciones externas:

1) Familia disfuncional

2) Falta de comunicación

3) Familiar coadicto

4) Eventos desencadenantes (perdida de algún familiar, abuso sexual)

 

RECORDÁ:

La enfermedad de la adicción a las drogas es progresiva, mortal e incurable.
Si no se interna al adicto para tratar su adicción a las drogas o su adicción al alcohol,
las consecuencias del consumo llevan al adicto siempre a los mismos lugares:
cárcel, hospitales y la muerte.

 

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Adicciones

La adicción a la cocaína. ¿Qué efectos produce en el adicto a la cocaína?05 Mar

LA ADICCIÓN A LA COCAÍNA

ASPECTOS NEUROBIOLÓGICOS E IMPLICANCIAS FARMACOTERAPÉUTICAS

  • MARIHUANA
  • COCAÍNA
  • ECSTASYS
  • ALCOHOL
  • INHALANTES
  • OPIÁCEOS

PACO (Pasta Base de Cocaína):

  • Cocaína no tratada, extraída del arbusto de la coca a través de un proceso de maceración y mezcla con solventes
  • Existen cerca de 250 variedades de la hoja de coca, por lo que las características del PACO variarán dependiendo de la cantidad de alcaloide que contengan las hojas utilizadas
  • Polvo blanquecino o amarillento, dependiendo de la sustancia con que se mezcle
  • Se fuma en pipa o latas con cenizas como brasero; también en cigarrillos mezclada con tabaco o marihuana.

Pasta base Paco

Mecanismo de acción de la cocaína

  • Inhibición de la recaptación de monoaminas (DAT, NAT, 5-HTT) por bloqueo competitivo
  • Estrategias de “inmunización” (vacuna anti-cocaína, Fox B. et als., 1999)
  • I. Etapa de Euforia

SIGNOS

Midriasis bilateral

Taquicardia

HTA

Aumento tº corporal

Aumento Frecuencia Cardíaca

Rigidez muscular

Sudoración

Disminución del hambre, sueño y fatiga

 

SÍNTOMAS

Taquipsiquia

Logorrea

Hiperprosexia

Irritabilidad / impulsividad

Hiperexcitabilidad

Hipersexualidad

Omnipotencia

Deshinibición

 

 

 

  • II. Etapa de Disforia

Sensación de angustia, depresión e inseguridad

Craving intenso

Tristeza

Apatía

Indiferencia sexual

  • III. Etapa de Consumo Compulsivo

Consumo ininterrumpido buscando evitar la disforia

Irritabilidad/ Impulsividad

Dificultad para lograr anticipación (compromiso frontal)

Delirios y alucinaciones

Pérdida de control de conductas instintivas

 

EVOLUCIÓN NATURAL DE LA ADICCIÓN A COCAÍNA (JERÍ, 1984)

COCAÍNA Y ALCOHOL

Formación de cocaetileno y norcocaína

LD50 más baja que cocaína

Vida media más prolongada

Potenciación del efecto reforzador (vías DA)

Quiénes somos

Comunidad San Andres

Somos un conjunto de profesionales preocupados por la salud física, emocional y espiritual de las personas.
Estamos encaminados a mejorar sus relaciones interpersonales y familiares, tomando en cuenta que
la adicción es una enfermedad que no distingue edad, clase social ni sexo.
Nuestro modelo de tratamiento,  con terapias individuales y grupales dentro de una «comunidad», nos ha dado la satisfacción de ver a nuestros pacientes reintegrarse como personas sanas a su círculo laboral, social y familiar.

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