«Paco» es el nombre que recibe la pasta base de cocaína en Argentina, aunque en Chile o Uruguay, también se la conoce como «Pasta Base», «Pasta», «Lata» o «Tumba». «El paco» es una droga callejera de bajo coste, elaborada a partir de los residuos de la cocaína, tras su procesamiento con queroseno, ácido sulfúrico, cloroformo, éter o carbonato de potasio. El paco se consume de forma aislada por vía respiratoria en pipas de fabricación casera o mezclada con marihuana en cigarrillos de «marciano», «bazuco» o «nevado». Debido a su composición química, ha sido clasificada como un derivado de la cocaína tremendamente tóxico y adictivo que en calidad de desecho químico, se ha vuelto popular en las villas miserias de Argentina tras el derrumbe financiero que sufrió el país en el año 2001. En aquel momento y con el fin de reactivar el maltrecho negocio de la droga durante dicha coyuntura sociopolítica, los narcotraficantes interrumpieron en su distribución, al ser un desecho de la cocaína de muy bajo coste, apropiada para drogodependientes de escasos recursos económicos. De hecho, una dosis habitual de pasta base en el mercado latinoamericano se cambia por unos 5,5 pesos argentinos o 50 pesos uruguayos, lo que equivale aproximadamente a 2 dólares norteamericanos. Por si su precio resultara poco accesible, existen además dosis menores, cuyo coste oscila entre 25 y 30 pesos uruguayos o 1 peso argentino, conocidos comúnmente com «chasquis», «petardos» o «pitillos».

La dramática realidad del «paco», es que se trata de una sustancia psicoactiva cuyos efectos resultan terroríficos, por lo que la cultura popular ha acuñado el término de «muertos vivientes», para señalar el severo deterioro físico que sufren sus consumidores a los escasos años de la adquisición del hábito. No en vano, la adicción es muy intensa y se establece con enorme rapidez, al ser una sustancia que provoca un intensa euforia, no siendo infrecuente la aparición de fenómenos psicóticos como delirios o alucinaciones durante las tomas repetidas. La euforia que siente el usuario al ingerir una dosis media dura entre 1 y 5 minutos, es sucedida por un estado de gran ansiedad y disforia que favorece el afianzamiento de la adicción. Los consumidores habituales de «paco», entran en una espiral de denigración absoluta, viéndose abocados a la delincuencia, la prostitución o la venta de todas sus pertenencias, con el fín de poder obtener una nueva dosis para calmar la abstinencia. A nivel familiar el problema es tan grave, que algunos padres de consumidores han afirmado que prefieren ver a sus hijos internados o muertos antes de seguir conviviendo con su drogodependencia. A nivel orgánico, la droga provoca enfisema y cáncer pulmonar a medio plazo, destrucción neuronal intensa responsable de esquizofrenia y otras formas de psicosis, degradación progresiva de la piel, reducción acelerada del peso corporal, hipertensión arterial, migraña severa, ulceraciones en los labios y cavidad bucal, así como un comportamiento errático y violento, por citar tan sólo algunos ejemplos respecto a sus principales efectos nocivos.

Para colmo, el problema del «paco» se agrava por momentos, si atendemos al hecho de que la diseminación del consumo está trasladándose a las clases medias en Argentina, abandonando los reductos sociales de aquellos sectores más desfavorecidos. Ésta conclusión se desprende entre otras, del Estudio Nacional sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas del SEDRONAR, que ha señalado además, que el consumo de pasta base de cocaína creció en los últimos años un 200%. En éste contexto, han surgido organizaciones de afectados como » La asociación de Madres en Lucha», que ya aglutina unas 150 mujeres con hijos afectados por el consumo de pasta base, que ya han advertido que en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano mueren «dos jóvenes por semana» debido a causas directamente relacionadas con el paco. Evidentemente, el problema de la droga está alcanzando dimensiones de pandemia mundial y todos los esfuerzos son pocos para luchar por su erradicación. Por nuestra parte, seguimos inmersos en la difusión de mensajes y vídeos en contra del consumo de cualquier tipo de droga psicoactiva ya que entendemos que la educación en el conocimiento de la salud física y mental, es la mejor forma de prevención del consumo de estupefacientes.