Dos décadas atrás, Estados Unidos padeció un verdadero infierno con la ramificación del “crack”, una peligrosa y adictiva sustancia. Las consecuencias fueron devastadoras, y su abordaje requirió de una profunda reacción desde los organismos oficiales y la sociedad en su conjunto. Uno de los mayores problemas fueron los bebés nacidos de parejas adictas a la droga, inmersos en una penosa realidad y con lamentables secuelas en sus organismos. Ahora, en Argentina el triste fenómeno se traslada con los denominados “bebés del paco”, en riesgo absoluto, y que mantiene en alerta a las organizaciones civiles que luchan prácticamente en soledad contra el flagelo.
Los expertos consultados por DIARIO POPULAR coinciden en plantear un escenario complejo respecto a los chicos nacidos en hogares disfuncionales con graves problemas de adicción al letal veneno, donde se destacan la vulnerabilidad, la naturalización de conductas nocivas y la falta de horizontes. Los estudios médicos desarrollados hasta el momento no son concluyentes respecto a daños orgánicos en los bebés de personas adictas al paco, pero se remarca la delicada cuestión socioambiental en la que viven esos niños, peligrosa al extremo.
¿Qué hacer con las criaturas? ¿cómo abordar la problemática?, son las preguntas que surgen y que no tienen una única respuesta. “Dada la toxicidad del paco, soy de la idea de que hay que ganarle de mano, anticiparse a la consecuencia. En 2004, cuando el paco estaba exclusivamente focalizado en la zona sur del Conurbano, era el momento de declararle la guerra, con un abordaje integral y el apoyo judicial. Pero se prefirió seguir apuntando a la droga que sale al exterior, perseguir a las grandes organizaciones criminales y dejar actuar a los que llaman los perejiles, que son los que producen y venden el paco en los barrios, la verdadera raíz del problema. Por decisiones así, ahora estamos hablando de estas consecuencias masivas”, dijo Claudio Mate, titular del Centro de Estudios de Drogadependencias y Sociopatías (CEDROS) y ex ministro de Salud bonaerense.
Eduardo Lavorato, psicólogo y asesor de la organización Madres del Paco, comentó que “se observa cada vez con mayor frecuencia a chicos de muy baja edad, nacidos en ambientes donde la presencia de la droga es habitual, con serios déficit de atención y cuadros conductuales complejos, que requieren de un arduo trabajo profesional”, precisando que “los nenes naturalizan situaciones como la ingesta de drogas y van creciendo con una visión de tubo, sin idea de futuro, sin la posibilidad de dar cuenta de su propia historia y con el riesgo que significa estar cerca de la adicción, de repetir estereotipos, con la droga tan al alcance de la mano”.

En el mismo sentido, el destacado pediatra Julio Cukier comentó que “aún no hay estudios profundos sobre las consecuencias del paco en los bebés en formación, pero sin dudas es nocivo, aunque cabe aclarar que del mismo modo lo es el consumo de alcohol o tabaco en exceso”, y precisó que “en casos extremos, se dan episodios de recién nacidos con problemas de abstinencia, que en ocasiones se presenta con convulsiones y otras consecuencias”.
“El mayor problema, sin embargo, es aquello que representa el marco en el cual nace esa criatura, con padres que no están del todo lúcidos para afrontar el desafío. La solución no es, de ninguna manera, que los niños sean separados del hogar, sino que el objetivo debería ser modificar ese ambiente, brindar oportunidades al núcleo familiar, porque las carencias son muchas, y cuando hablamos de marginales de la ley, en rigor deberíamos decir que se trata de ciudadanos que son marginados por la ley”.